viernes, septiembre 24, 2010

Andyvoy




Desde el día que Andy me conoció ladraba de felicidad al verme. Yo lo abrazaba feliz aunque a veces me ponía hecha una pena con sus sucias patas tanto pantalones como vestidos. Andy era muy bonito, muy sano. Tan lleno de vida que me parece mentira estar contándoos que ya no está. Hemos corrido juntos por el jardín tirándonos limones que a poco que descuidase devoraba él o mi propio perro.

Este verano, que ha sido el ultimo de su corta vida, hemos compartido escalón en la terraza de mis padres muchas horas. Mientras que yo intentaba leer, él me golpeaba suavemente con su hermosa y peluda pata reclamando mi atención. Las más de las veces, desesperada por poder leer, le increpaba gritandole: Andy, voy, voy, voyyyyyyyy. Sin que jamas se diese por vencido ni por mis gritos ni por mi impaciencia. Me gustaba rascarle las orejas y acariciarle el hocico, A él también le gustaba que yo lo hiciese.

Un desgraciado y triste accidente se lo llevó un sábado de Agosto por la tarde. Coincidió con el cumpleaños de "Mayor" y nos llevó de la alegría a la tristeza en cuestión de segundos.

Creo que Andy sera como aquella "Niska" de mi infancia a la que aun recuerdo a pesar de los años que han transcurrido desde que dejo de ladrar en la tierra.
A mi "Niska" siempre me dio mucha pena. Hermoso ejemplar de hembra de Pastor Alemán había sido entrenada como perro de caza. Sin embargo apenas llegó a ejercer a consecuencia de la perdida de su olfato. Su primer propietario la transportó en un camión cargado de perdices (a las que no tenía acceso)de una finca en Madrid a Málaga. El viaje en camión por entonces podía durar hasta doce horas!!! así que el animal encerrado a oscuras en el camión en movimiento y rodeado de tan sabroso olor llegó a nuestra casa enloquecido y sin olfato. Aunque la locura se le pasó pronto, lo del olfato le duró toda su larga vida. Moriría casi 17 años después.

Del resto de perros que hemos tenido solo destacó a Diana, Chiqui para los amigos. Era una pequeña, peluda y negra caniche que todos amamos Mi madre mas que nadie. Me la regaló un amigo (M.B) un día por mi cumpleaños. También viviría una buena y larga vida. 14 años estuvo con nosotros. A Chiqui hubo que operarle una pata, se la rompió en una silla de tijera. Era todo un espectáculo verla con su patita enyesada tumbada al sol.

Y Andy con apenas tres años y medio, se envenena y se va en menos de 15 minutos...
De él guardo una divertida anécdota. Una tarde en que nos visitaban mis primos en casa de mis padres Andy ladraba sin parar a niños y adultos. Yo desde una ventana le gritaba, como siempre, Andy Voy, Andy Voy. La cuestión es que el marido de una de mis primas creyó que su nombre era "AndyBoy" asi, todo junto. Al tiempo de despedirse para marcharse nos dice, todo maravilloso, un día estupendo sino hubiese sido por el pesado de "Andyboy" y sus ladridos. Todas nos echamos a reír sin atrevernos a aclarar el malentendido del nombre. No se enteró hasta meses después.

Siento mucho por mi hermana "Octubre", dueña del can, como se desarrollaron los acontecimientos y el nerviosismo que nos atrapó a todos.

Por lo demás, avanzando Septiembre. He vuelto.