DE CASTAÑAS SIN ANÍS

Día del Tostón. Salió el sol y nosotros también.

Tal como era de esperar todo funcionó de maravilla. Cada unidad familiar se había ocupado de algo y cuando las cosas se hacen con ganas, todo sale muy bien. Los niños y los perros disfrutaron por igual con carreras y pelotas. Los mayores, que jugarón al fútbol, casi caen desmayados del esfuerzo a que los sometían los enanos,les metían goles para regalar, la edad no perdona jajajaja.

La barbacoa, que miedo me daba, dio sus frutos en cuanto el novio de la niña se dedicó a ella, que vaya arte se da con eso de dorar carnes!!!.

Pinchitos de cordero, chuletas de cerdo, morcillas, chorizos y costillas salían en discreto desfile hacia las mesas mientras devorabamos las tortillas de patatas y ensaladas. Incluso llevamos granadas y tartas de postre. Alimentos exquisitos que yo solo probé con infinita moderación. Ya que ultimamente no pierdo de vista lo que tolero y lo que no, (tengo una lista de intolerancias en la nevera más larga que un día en huelga de hambre). Creo que es mejor prevenir que curar y me estoy aplicando el cuento. ¿estaré peor de lo que creo? Yo Cuidándome!!! En fin también serán cosas de la edad.

Lo mejor el asado de castañas. Como manda la tradición en su olla de agujeros, su sal y su trapo, las castañas se requemaban por fuera y se cocían por dentro. Manda la tradición también beber anís mientras se comen. En nuestro caso el anís fue sustituido por ron-limón y hierbabuena ó sea Mojito, obra y gracia del novio de la niña. Yo probé una castaña con un trago de pacharan navarro que era como para cantarle una saeta, que buenooooooo. Y así, se fue el sol y nosotros regresamos al asfalto y la ciudad.