Cuestión de principios

Durante los últimos días he estado altamente ajetreada hasta bien entrada la noche.
Alejada de los libros, mis ejercicios literarios
y el blog me estaba empezando a sentir desesperada. Puedo pasar de muchas cosas
pero me cuesta mucho prescindir de otras.

Ayer, sin ir mas lejos, me encontraba sumida
en la elaboración de una entrada que trataba
sobre la razón, cuando el teléfono me sacó de mis pensamientos. Había encontrado en una leyenda
de un sobrecillo de azúcar la frase de inicio del
Discurso del método de Descartes y se me disparó la imaginación en forma de entrada.
En los escasos minutos libres que conseguí arrancarle al día, no cejé en mi empeño de
redondear lo que quería escribir mas tarde. Y allí estaba yo a las diez y media de la noche,
hecha un lobo de mar con mis ideas cuando la llamada (solo para preguntar una cosa)
se alargo y se alargo y se alargo.Tanto que cuando por fin colgué el maldito teléfono tenía la oreja roja, los pies fríos, el corazón hirviendo y la cabeza hueca. Así que sin mas le dí al Salvar y me fui a dormir. Hoy releo lo escrito y no puedo acabarlo. El momento pasó.
Por otro lado en estos días he tenido que poner a prueba mis principios morales en el trabajo.
Laboralmente siempre he tenido muy claro el principio de "no hagas a los demás lo que no quieras que te hagan a ti" así que mi forma de actuar siempre ha ido en ese sentido.
Sin embargo hay manzanas que son muy dificiles de no morder y te hacen cuestionarte si serías
capaz..... Sé que en mi mundo laboral la traición está a la orden del día. La gente engaña, busca,rebusca y te da la vuelta a poco que te descuides. Tantos años haciendo lo mismo te hace ver y padecer de todo. (ejem ejem, también tiene su lado bueno a veces). Yo no soy así, nunca lo seré, a estas alturas de mi película sé que nunca podré ser un depredador de la selva urbana.
Que mis principios siguen a salvo y resisto a la tentaciones mas dulces y mas agresivas por tanto.
Ya que bajo el manto de la calidez se esconde el zarpazo del poder que cierta Mesocracia aspiraba
tener sobre mi.

La libertad como el cariño no tiene precio.
No se pueden comprar, no se pueden vender, ni traspasar ni alquilar.
No hay casa mas grande que donde habita el corazón y el amor verdadero.

Nueve habitaciones para un alma terminan cortándola en pedacitos pequeñitos de soledad.

Andar por la calle mirando de frente a la cara de la gente, solo tiene un precio: lo que cuesta ser fiel a los propios principios morales y no engañar a nadie.

Uffff, me que bien me he quedaó. He dicho. Buenas noche y Buena Suerte

( por emular al Presi)

La musica de hoy va por mi. Es un capricho jajajajaja

Rocio Durcal-La Gata bajo la lluvia