La primera vez que me pare a hablar con Oscar nunca imaginé que llegaríamos a tener cierta amistad.
Ya por aquel entonces arrastraba toda la penuria de este mundo en su pelo aceitoso peinado en una coleta. Coleta que apenas se vislumbraba bajo la gorra que le cubría gran parte de su cabeza.
Hombre de pequeña estatura, enjuto y de sobrecogedora boca ausente de dientes, despide de vez en cuando hedores de difícil clasificación aunque curiosamente no a suciedad.Muy curtido por el sol, la calle y la mugre aparenta mas edad de la que tiene y mas achaques de los que padece. Su principal enemigo es el mismo seguramente empujado por sus circunstancias y quizás por los demás.
Esta enganchando a sus vicios y se procura unos euros diarios haciendo limpiezas a cuanto cristal se le pone por delante. Limpia los escaparates sin esperar autorización y tras hacerlo, te pide por compasión que le des lo que te parezca. Mas por justicia del trabajo realizado pero no solicitado los mas q menos algo le dan y Oscar sigue adelante entre delirios y cristales.
Alguna conversación hemos tenido y le he observado de lejos,cuando no se sabía mirado y actuaba tal cual es. Y un poco por deducción, otro por lo que me ha contado y sobre todo por lo que me dicen mis ojos he llegado a mis conclusiones sobre él. Y todas son benévolas.
Me mima muchisimo, no hay día que no me traiga desde una flor hasta un bolso ajado que sabe Dios de donde sacara las cosas. Se lo agradezco de corazón e insisto una y otra vez que no hace falta q me traiga nada. Siente un gusto enorme en cambiarme un regalo por tabaco, cerveza o cocacolas.
Si lo confieso, le doy para eso, es decir le doy lo que puedo para lo que quiera. Nada tiene, asi que le falta de tó, que decimos por aquí. Bueno techo tiene, eso lo comprobé.
Cuantas veces he querido ayudarle mas en serio se ha negado. Que no Mari, que yo vivo bien, que no sabes como viven las criaturitas de por aquí. Que lo mio es por lo que es, tu sabes......
Y yo que lo se, aun así, no puedo resistirme. Porque amigos, la necesidad de cada uno,cada uno la conoce. Recuerdo una Navidad en que me vino totalmente trajeado (el traje espantoso y tres tallas mayor que la suya) por si tenía una mijilla colonia pa écharse. Tengo ,dije,pero es de mujer enseñándole un bote de Allure que llevaba en el bolso. ¿Puedo olerla? Claro, le rocie una mano. Tanto le gustó, que lo bañe en Chanel. Iba a una cena que organiza cada navidad un restaurador local a la que invita a los que no pueden. Se lo agradecen poniendo todo su empeño en lucir lo mejor que pueden. Aquel día siempre quedará en mi memoria. Aprendí que hay gente que necesita agradecer en la misma medida en que recibe. Y que esa necesidad hace de su forma de vivir algo único.
Aprendí que soy solidaria pero que me costaría mucho trabajo llevarme a Oscar a casa y sentarlo a mi mesa sin sentirme miserable por no querer que tocase nada de lo que yo toque. Pero le plante dos besos sinceros en las mejillas que me hicierón dudar y aun dudo.
Hoy me ha regalado un calendario de 1986. Se trata de una fabrica de embutidos que ilustra la marca con una bella señorita mostrando sus jamones entre los cerdos. Me pregunto donde habrá estado colgado el dichoso almanaque todos estos años.....
2 comentarios:
Encantador relato, mi querida Marbella.
Suele haber gente así. Y Dios nos ha hecho a unos y a otros iguales, en primer lugar, y diferentes, para poder hacer el bien en la medida de nuestras posibilidades, tanto de unos como de otros.
Qué hermosa reflexión la que nos compartes... -existen personas que sienten la necesidad de agradecer en la medida de lo que han recibido-...
Eres grande, mi amiga querida. GRANDE.
Te quiero mucho.
Un beso inmenso.
:)
Me gusta tu corazón.
Besos.
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