VILLA DIAMANTE

Termino la novela a altas horas de la noche. Me queda la sensación de haber disfrutado cada una de las paginas de las 400 y pico que componen el libro.

Gravo en mi memoria la conversación entre la protagonista y el arquitecto italiano. En ella, Elisa le recrimina que no le haya contestado a sus cartas. La respuesta es fascinante: Si le contestaba, y su contestación habría sido contraria a los deseos de Elisa, dejarían de llegar las hermosas epístolas donde ella sin apenas darse cuenta le hacía participe de su vida y la de su país. Villa Diamante es metafórica en su concepción. Esa casa simboliza el interior, lo profundo, lo anhelado y a veces temido. Es todo y es nada. Así que os la recomiendo sin dar mas pistas sobre ella.
Recomiendo también, no hacer juicios sobre el autor antes de conocer la obra. El Boris escritor no tiene nada que ver con el Showman. Tendemos tanto a poner etiquetas a todo y todos que solemos equivocarnos a priori con los juicios de valor.



Por aquí seguimos entre nubes y lluvias, tan necesarias, tirando del carro que nos han dejado.
Se empieza a notar la cercanía de elecciones en el nerviosismo de unos y otros. Un cartel anunciando la próxima construcción de "algo" municipal me recuerda tanto al gilismo que me pone los vellos como escarpias (q diría mi amiga Mimipaz). Esperemos que solo sea eso, un recuerdo.

Y mientras llegan las horas primaverales cargadas de flores, fundo los ojos en el verde de la

espesura del jardín de los sueños.

La Música para Boris también hoy.