
Por la calle me tropiezo con un hombre cargado de flores. Lleva un enorme ramo de rosas que le tapa la cara. Sonrío pensando que hoy es el día de las flores, los regalos y las promesas de amor eterno.
Poco se imaginaba el modesto Valentín que a lo largo de los siglos se conmemoraría el día de su muerte como signo de amor.
Según cuenta la leyenda todo empezó con el emperador Claudio III allá por el año 270 d.C.
El emperador agobiado ante la progresiva decadencia que presentaba su reino

buscaba soluciones para acabarla. El hombre, no tuvo una idea mejor que prohibir los matrimonios. Consideraba que el hombre casado rendía menos en las batallas que él que carecía de lazos familiares.
Así llegamos a Valentín, obispo de su época, que contestario el hombre casaba en secreto cuanta pareja se le ponía a tiro.
Como los secretos tienen vida propia, llegó un momento en que el emperador se enteró del asunto y no pudo ser más drástico en su castigo.
Valentín se negaba a renunciar al cristianismo y las bodas, así que Claudio III lo condenó a morir.
Mientras llegaba el momento, Valentin enseñaba a la hija de un carcelero ciega de nacimiento a valerse por si misma. El día antes de su muerte (14 Febrero) le envió una misiva a la chica recordándole lo más importante de sus enseñanzas. La firmó "de tu Valentin". Hasta ahí la leyenda.
A lo largo de los siglos diferentes países han adoptado la costumbre de celebrar este día como el de los enamorados regalando al ser amado bombones, flores o cualquier detalle que demuestre el amor que se siente.
En España, esperamos hasta el siglo XX para empezar a celebrarlo. La leyenda urbana dice que fue El Corte Ingles (grandes almacenes comerciales) quien instauró la costumbre como forma de incrementar sus ventas en un mes poco comercial.
La música, no podía ser de otra forma, es para todos los enamorados.
La letra de la canción describe de bella forma el amor.