El viernes pasado acudí a una cena para mi algo especial. No se trataba de la gente que me acompañaba,muy simpática por cierto, ni del lugar, muy bonito. Ni siquiera la comida, la bebida, el baile o el sorteo de regalos a los postres.
Era una cena para recoger fondos para la Asociación de enfermos de Alzheimer.
En estos tristes tiempos en que soltar un euro duele, un numeroso grupo de personas lo soltamos muy gustosamente. Algunos como en mi caso, queriendo agradecer de alguna manera la labor que realizan en la asociación.
El alzheimer forma parte de mi vida. Siempre sera así hasta el final de mis días. Me ha costado tiempo y esfuerzo aceptar que le ha tocado a mi madre. Que cuando te toca te toca.
Despedirse dos veces debe ser muy duro. Yo ya lo he hecho una vez. Lloraba desconsolada delante de una mujer muy guapa, muy tierna, pero muy desconocida para mi.Me dí cuenta que ella, Mi madre, ya no estaba tras aquellos ojos verdes que saltaban de acá para allá sin quedarse quietos en los mios. Lo banal pasó a ser fundamental. Lo fundamental sencillamente se perdió entre el laberinto neumoral que es su cerebro. Aun está en una fase en que todo es cansino pero amable. Aun.....
Yo nunca he querido hablar en el blog de ello, nunca. Pero algo ocurrió el otro día con la hermana de un amigo. Le costó tanto saber que yo era yo, que me recordó mi madre al principio de. Llamé a mi amigo para advertirle y me lo agradeció mucho, algo notaba, pero no sabía exactamente qué. Han acudido a al neurólogo y parece que algo hay.
Por tanto, creo que es necesario estar atentos a la gente que nos rodea. Muchas veces creemos que son signos de carácter lo que es anuncio de una enfermedad. Solo recordaros que el Alzheimer puede comenzar hasta ocho años antes de manifestarse como tal.
Es lunes, ha hecho sol y la temperatura vuelve a subir. Mañana como siempre: sera otro día.
Bye.