
Esperar es el verbo que más me saca de mis casillas. La sutil tortura que produce la espera en mí, me puede. Nunca he sido paciente, es más me ha costado años comprender y alabar la paciencia como todo un arte del ser humano. De niña me resultaban insoportables las planificaciones a largo alcance. Lo de: Vamos a hacer una excursión a ...... el día 20, siendo dia 1 por ejemplo, me ponía enferma. Del 1 al 20 yo podia imaginar miles de circunstancias, detalles, sucesos etc, unas veces para bien y otras para mal. Conforme pasaban los dias me arrepentia de haberme comprometido a asistir para más tarde alegrarme y asi sucesivamente hasta que llegaba el día de marras. En epoca de "Reyes Magos" ó cumpleaños era peor. La certeza de que esperaba un regalo me trastornaba mi vida habitual, ningun pensamiento más que la espera tenia cabida en mi mente. Me hacia mayor y seguia teniendo que esperar: al novio, a los examenes, a mis padres, a mis amigos, a la buena suerte, a la buena salud, al final de un sinfin de periodos laborales oscuros, etc etc. Llego un momento en que me daba la impresión que yo iba como en Canarias con una hora de retraso ó mas respecto a los demas, y por más que lo intentaba no podia cambiar el sentimiento fragil de cordura que llevaba dentro por otro mas fuerte, mas potente, en el fondo más racional y menos impaciente.
De repente todo se convirtió en mi vida en una pura espera, creí que no lo soportaría, pero lo hice y salí airosa. Debia haber aprendido que todo tiene su tiempo y su momento, ya lo dice el refran: No por mucho madrugar, amanece más temprano, pero no lo hice. Es muy duro de aceptar para alguien tan histerico como yo que la mayor parte de mi vida se me pase esperando el devenir de los acontecimientos. ¿donde estará el "ahora"?