viernes, septiembre 02, 2005

Me llegan malas noticias sobre la salud de amigos y familiares. Es como si de repente todos se enfermasen a la vez. Esto me recuerda la fragilidad de nuestras vidas y me ayuda a replantearme ciertas cuestiones de mi vida que lo piden a gritos. ¿Por qué será que nunca nos damos cuenta de lo que tenemos hasta que empezamos a perderlo?

Tanto agobio de ir de acá para allá, números, letras, hipotecas, malas caras, teléfonos, citas que no se pueden dejar, desencantos. Que perros somos para nosotros mismos y mientras el planeta cambia y cambia por nuestro mal hacer. Así nos luce el pelo.

1 comentario:

Lula Towanda dijo...

hay que vivir el momento y saber lo querenos y que no dura siempre.
Siento la mala racha