El jueves 2 de Marzo (podéis verlo en el archivo correspondiente) os enseñé las ramas del peral, aparentemente muertas. Casi veinte días después aquí tenéis sus flores. Ya falta menos para su resurrección total y a comer las peras.
Miro la montaña y me relajo, parece mentira que ya sea jueves. No he parado ni un solo segundo de ir de una punta a la otra de la costa y se me había perdido mi montaña del horizonte. Con el zoom, perdiendo mucha calidad, la retrato. Que bonita es para mis ojos, a pesar de los daños colaterales del gilismo sobre ella, que señorial y elegante en su simpleza. Me encantan sus curvas sinuosas y a la vez estrictas. Su color matizado por la piedra y el verde que la adorna. Breves destellos de amarillos, mas adivinados que vistos, forman las pequeñas flores entre el matorral. No recuerdo el nombre de esta flor, pequeña, olorosa y de un amarillo intenso, ahhh tiene espinas entre las hojas y el tallo. Quizás "Jardinera Anónima" sepa decirnos su nombre. En fin que me alegro de tener este rato para hablar de mi montaña. Mañana me voy a Granada, traeré fotos y seguro que alguna historia.
6 comentarios:
Repliegues de sombra en las montañas y pétalos a la luz abiertos. Un remanso de im´ñegenes, tu espacio que recorro agradecido....
Ayssss quien pudiera volver a Granada... tierra de mis raices.
Que te diviertas.
Saludos
Tráeme una foto del rincón de Granada donde te sientes pequeña, protegida por el entorno... Saludos
Pues me gusta la pera y me gusta la flor de la pera. Sin embargo los perales no.
Lo primero que veo al salir de casa es la montaña. A veces parece irreal, como si se hubiese sacado de un decorado, de carton piedra. Varía según la luz, tiene magia, mucha fuerza.
Recuerdas las canción "mediterráneo de Serrat" decía algo así como "Mi cuerpo será camino,
le daré verde a los pinos
y amarillo a la genista..."... creo que ese es el nombre de la flor que andas buscando!
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