martes, abril 18, 2006

MARTES NAGUELES


Abro la puerta de mis recuerdos de Nagueles a instancias de mi amigo Andrés.
Intento averiguar cual es el primer recuerdo que mi cerebro ha archivado y no llego a el.
Te confieso Andrés que no recuerdo la primera vez que nos vimos. Cierro los ojos, y siempre habéis estado ahí. Como alguien más de mi pasaje familiar. La cercanía de nuestras casas y la distancia de la de los demás; nos hizo adquirir, en un primer momento, la necesidad de los unos de los otros. Despues se convertiria en un placer y en verdadera familiaridad. Ya que soy yo la que escribo, y decido sobre el recuerdo narrado,elijo con agrado una de aquellas tardes/noche de verano, en que sentados en el porche de tu casa,bajo las parras cargadas de uvas, aun verdes, comiamos frutas, galletas y queso entre gallinas cotorras y mugidos de vacas.
Recuerdo la lecheria como si fuese ayer, y eso que yo huia de la leche recien ordeñada como alma que lleva el diablo, no soportaba su olor. Me confieso "ladrona" de moras, ciruelas, albaricoques, cerezas, higos, incluso flores y algun pepino. La era con sus piedras y el molino en el centr, protagonistas de todo tipo de caídas, el abrevadero de los caballos, en el que raro era el día en que no acabasemos todos empapados jugando a la guerra.
La paciencia de D. Manué, Manolo para los amigos, siempre sonriendo y deseando pegar la hebra con cualquiera que tuviera algo que contar. Los paseos entre flores, las nubes blancas, las cañas del cañaveral, el maiz en el silo, las mazorcas hacinadas en cestos, el tractor, el arado.
Los cerdos de engorde, la "puta" de la cabra, que me tuvo dos horas encaramada a un arbol aterrorizada por sus cuernos y sus ganas de matarme (que le haria yo al deschichado bicho).
La oscuridad y el bullicio en el aire allende al laberinto de setos de ciprés que rodeaba la finca.
El desfile de señoras, señoritas y demas seres que nos vigilaban la infancia, Carmen y sus rosas, Antonio con su labores de esparto, su tristeza, su vacío. La "Blu" con su soberbia impia y sus detalles sacros. Tu madre, la mia, tu hermana, las mias. Todo se entremezcla y difumina en el tiempo, tanto que me cuesta conseguir que mis hijos crean que saliendo de nuestras casas, estabamos en el campo, en la naturaleza. A tí te recuerdo siempre estudiando ó trabajando, muy pocas veces te he visto relajado al sol ó perdiendo el tiempo. Con todo mi cariño para tí.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo era "ladrona" de habas de mi vecino Juan,iba todos los dias a la lecheria con mi vecina Anita,tus recuerdos me llenan de muchas cosas buenas.

Anónimo dijo...

¿Que te puedo decir? Que la cabra era igual de "puta" con todos,jajaja

Besos

giovanni dijo...

Gracias por tu comentario tan bello en mi post del olivar. Y ahora leo otro relato tuyo bello! Me encanta tu confesión de ladrona... y me confieso ladrón de fresas (del vecino), de manzanas, de cerezas...
Saludos