


LIA -ANA BELEN
Disfrutando de la playa, los amigos y la familia
me voy a la playa.
Que lo paseis bien
La vida desde Marbella





El fin de semana ha pasado volando. Viernes de boda: Besos, lágrimas, amigos, familiares, conocidos y desconocidos varios. Fantástico jardín nos acogió a todos hasta altas horas de la madrugada. La música, elegida por la novia, nos transportó al pasado reciente y no paramos de bailar en toda la noche. Sábado de agujetas y múltiples tareas, me pesa el cuerpo y la desgana. A media tarde saco de donde no hay y me recompongo de nuevo, esta vez: Cumpleaños. Fiesta sorpresa para el homenajeado.

Otra versión de la misma canción esta vez en la voz de Noa.

Por otro lado, he subido a Alan Parson y su musica, me trae tantos recuerdos......





Día durísimo laboralmente hablando: Decepciones ajenas, acuerdos ventajosos a pesar de los pesares, encuentros y desencuentros, malentendidos y demás jaleos me han quitado las ganas de confiar en el genero humano. Entenderme, las ganas de confiar a priori de la gente desconocida. Sigo confiando en los mios, eso nada ni nadie lo cambia.


Aquel día era la primera vez que no iba a trabajar por la tarde. Acababa de llegar a casa y hablaba con lo míos sobre la jornada, cuando algo hizo que me fijara en la pantalla del televisor.
lo vimos venir a través de la pantalla, la cara del locutor lo decía todo. Sentimos horror, pena, miedo y dolor por toda la sangre derramada. Una vez mas, en nombre de Dios (aunque ese Dios no coincida con otros) nos desbastábamos los unos a los otros. La rica América experimentaba en sus carnes el horror del terrorismo más exacerbado. Al dolor por las perdidas humanas sumaban la sorpresa de ser atacados directamente en el corazón. Y sentí pena. Pena por todos aquellos que una mañana se levantaron a trabajar y encontraron un destino atroz. Sobre todo por aquellos a los que el azar envió al edificio. Por todos aquellos que estaban sin tener que estar. Pensé que cruel el azar, que caprichoso. Yo lo sé bien, he conocido los devaneos del azar. Menos mal que a veces es para bien, como todos aquellos que aquel día llegaron tarde a trabajar salvando sus vidas, los de baja por enfermedad, los de asuntos propios, los que estaban en el exterior etc etc.

Me cruzo cada día con un anciano matrimonio. No les conozco de nada, jamas hemos cruzado una sola palabra y sin embargo nos sonreimos como viejos conocidos.
Van cogidos del brazo y caminan sin prisa, a veces él lleva un periodico bajo el brazo y ella el "Hola". Hoy caminaban delante mia y les oia hablar entre ellos con un cariño especial. Ella movia la cabeza y le daba la razón en todo, él la miraba enamorado. Les calculo unos setenta y muchos años a ella y ochenta y algo a él.




